La inacabable contradicción de dos mundos, conviviendo y rozando sin cesar en la LIMA DE TODAS LAS SANGRES, sin comprenderse, presas de su desencuentro ancestral, resistentes a entender, porque la modernidad y su hermana la modernización, deben enfrentarse sin cuartel en una batalla palmo a palmo, por encontrar hegemonía. El no entendimiento de un país desmembrado, que no dialoga, que es invadido por todos y cada uno de los potros de bárbaros Atila, que sólo traen la muerte física o ideológica, tanática o inducida, pero muerte al fín. Es muy probable que los APUS MAYORES, que se quedaron en los alturas de nuestros Andes indomables, cual ETERNIDAD ANDINA, hayan soltado más de una lágrima, por el hermano que joven aventurero, a la vez desobediente, que una vez dejó la lozanía y la quietud paternal, para como hijo fuerte y decidido, toque la tierra de mar invadida y apostara en nombre de su propio mundo, por un mundo de prosperidad, ilusión física , desdeñando el espíritu original y el paraíso prometido, de la casa paterna.
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